Dos días por semana nos acercamos a Berriozar para realizar ejercicios en un entorno urbano.
Gran parte de los inscritos en el centro viven y construyen sus rutinas en un espacio con mayor diversidad de estímulos: tráfico, corredores, colegios, bocinas, carga y descarga, obras, eventos, petardos, etc.
Procuramos que perciban la calle de forma grata y positiva, para ganar en calidad de vida ahí donde se está más expuesto a actividades cambiantes.